Creo que he bajado 500 gramos. Es una pena, ¿no? invertir tanto tiempo en algo que no logre nada. Hoy tomé un jugo de naranja. Me parece delicioso el jugo de naranja luego de salir del gimnasio. Estoy llorando. Nada de lo que soy vale la pena. Ni lo mejor que puedo ser llega a lograr algo. Hoy se burló de mí alguien en el gimnasio, porque no soy capaz de levantar el mismo peso que él. No me dolió, pero es apenas normal. Mucha gente se burla de mí, de lo que soy. Quiero que me cuiden ahorita. Fracasé. Pienso en la oferta de la doctora la semana pasada. Pensé en llamar a mi mejor amigo para que me acompañara a que me internaran. Ya no quiero más esto. Sin embargo, no puedo. Mi mamá se va de viaje mañana. Debo cuidar a mis sobrinos. En el mundo el orden de las cosas es que uno cuide a los niños, no al revés. O no por lo menos ahora, que no tengo tantas canas. Cuando tenga más. Debo cuidarlos. Debo sacar fuerzas de algún lado para hacerlo. Durante años lo que me ha mantenido cuerdo o vivo ha sido siempre alguien más. Ahorita debo pensar en eso. Igual nunca he pensado en mí. Sé que no voy a lograr nada por mí, ni yendo al gimnasio ni haciendo dieta, ni esforzándome. Soy un fracaso. Lo mejor que puedo hacer es cuidar de los demás. Y luego saber que nadie puede hacer lo mismo por mí. Así lo necesite.
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