miércoles, 1 de mayo de 2013

Gouge Away.


No me gusta madrugar pero hoy me levanté temprano y salí de la casa sin dar cuenta de mi existencia. A duras penas los perros lo notaron. Cuando llegué al gimnasio apenas dos personas estaban haciendo lo suyo y me dediqué a correr como un tonto, con la gripa acosándome, mirando el reloj que siempre le hace dar vueltas a las manecillas y que le presta a uno esa sensación de movilidad y que lo ilustra a uno tan activo en un recinto pequeñito. Cuando nos movemos todos tenemos cierto ritmo, y parecemos relojes extraños; imagino que marcamos horas distintas, de lugares que nadie se ha atrevido a conocer. Luego me puse a ver por la ventana la avenida y en cuestión de nada se fue llenando de carros y buses y camiones y se taponó todo, y fui testigo de eso, cosas que se iban apilando ante mis ojos sin que yo hiciera nada. Al rato el profe apareció, se bajó de un taxi y corrió para llegar tarde a su trabajo. No muchos lo esperábamos. No fue mucha gente hoy, y yo anoche me quedé en la casa tosiendo en mi cama, extrañando la forma esa de respirar que tiene la gente sana. Me tapé en mi cobija de cebras y escuché llover hasta que me quedé dormido. Tengo otra cobija, que es de tigres. Cobijas de tigres y cebras, lo repito para que tenga algo de sentido. ¿Lo entiende? Me causa gracia. Fui temprano esta mañana para compensar la ausencia de anoche. Sigo cansado, con la garganta en pedacitos, eso seguro ya no la puedo armar, algunos se habrán perdido entre todo lo que ha sucedido hoy. La mañana fue gris y densa; había gente jugando fútbol en el otro barrio, desde el tercer piso uno puede ver eso. También los cerros al norte, y el cielo sin edificios sino con casas que son bajitas y que no estorban. Dejan ver todo, hasta el horizonte. Es raro todo desde la ventana. Cuando volví para la casa fui un poquito feliz porque se cumplió lo que tanto anhelaba: a la salida, a unos pocos pasos del lugar, estaba un puesto de esos de venta de salpicón y jugos naturales. Pedí uno de naranja, y me lo tomé con la sed esa que da la poquita satisfacción de estar haciendo algo por uno. Llevo dos semanas tomando jugo de naranja, pero el de hoy fue el mejor.



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